Funcionamiento y utilidad del servofreno en tu coche

Publicado el 6 de Marzo de 2025 by Expertos en seguros de coche, Equipo Génesis
Tiempo de lectura estimado: 4 minutos
Coche echando humo

Seguramente hayas oído hablar del servofreno alguna vez, o te suena a que es una parte del sistema de frenado. Puede que incluso tengas una idea vaga de su función, pero no sepas exactamente cómo trabaja ni por qué es tan importante en la seguridad de tu vehículo. 

Pues bien, el servofreno es un componente esencial del sistema de frenado: facilita la acción de frenar sin necesidad de ejercer demasiada fuerza sobre el pedal. A continuación, te explicamos qué es, cómo funciona y qué hacer en caso de avería.

¿Qué es el servofreno y cómo funciona?

El servofreno es un dispositivo que amplifica la fuerza que aplicas al pedal de freno, reduciendo el esfuerzo necesario para detener el coche. En la mayoría de los vehículos, funciona aprovechando el vacío generado por el motor o una bomba específica, lo que permite que el frenado sea más suave y efectivo.

Por poner un ejemplo de la relevancia del servofreno, si tuvieses que parar tu vehículo solo con la fuerza del pie, no podrías ¿verdad?

Partes principales del servofreno

El sistema de servofreno está compuesto por varios elementos clave:

  • Diafragma o membrana: separa las dos cámaras de presión dentro del servofreno.
  • Válvula de control: regula el paso de aire y mantiene la diferencia de presión.
  • Depósito de vacío: almacena la depresión generada por el motor.
  • Conexión con el pedal de freno: transmite la fuerza al freno.

 

¿Para qué sirve el servofreno en un vehículo?

El servofreno permite que el conductor pueda frenar de manera eficiente sin aplicar demasiada presión en el pedal. Gracias a él, la respuesta del freno es rápida y efectiva, mejorando la seguridad y reduciendo el esfuerzo necesario para detener el vehículo.

 

¿Cómo saber si el servofreno está fallando?

Más allá de saber cómo funciona, lo que necesitas tener claro sí o sí está funcionando bien o no. Si el servofreno está averiado, podrás notar algunos de estos síntomas:

  • El pedal de freno está demasiado duro y requiere mucha presión para frenar.
  • Se escuchan silbidos o fugas de aire al pisar el freno.
  • El coche no frena con normalidad y requiere mayor distancia de frenado.
  • La luz de advertencia del sistema de frenos en el salpicadero se enciende.

Consecuencias de un servofreno en mal estado

Si notas que el servofreno no funciona correctamente y sigues circulando, podrías enfrentarte a situaciones de riesgo. La dificultad para frenar aumenta la distancia de detención, lo que puede ser peligroso en calles con mucho tráfico o en carreteras a alta velocidad. 

Además, la aplicación irregular del freno genera un desgaste prematuro en las pastillas y discos, elevando los costes de mantenimiento y reduciendo la eficacia del sistema de frenado.

Un servofreno defectuoso compromete tu capacidad de reacción en caso de emergencia, aumentando el riesgo de accidentes. Si detectas algún síntoma de fallo, lo más recomendable es utilizar el servicio de asistencia en carretera y acudir cuanto antes a un taller para una revisión y evitar cualquier peligro innecesario en la carretera.

 

Mantenimiento y revisión del servofreno

En realidad, el servofreno es una pieza que no requiere un mantenimiento específico, aunque como cualquier otra, sufre desgaste. Algunos aspectos importantes a tener en cuenta son:

  • Comprobar el nivel del líquido de frenos y reponerlo si es necesario.
  • Sustituir los latiguillos y conexiones cuando presenten signos de deterioro.
  • Lubricar las partes móviles para garantizar su buen funcionamiento.
  • Seguir el mantenimiento preventivo recomendado por el fabricante.

 

¿Se puede conducir con el servofreno averiado?

Si el servofreno deja de funcionar, el coche seguirá frenando, pero requerirás aplicar mucha más fuerza en el pedal. No es recomendable circular en estas condiciones, ya que podría ser peligroso en situaciones de emergencia. Acude de inmediato a un taller para su reparación.

 

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Preguntas frecuentes

¿Cómo saber si el servofreno está dañado?

Los principales signos de fallo son un pedal de freno muy duro, dificultad para frenar, ruidos extraños al accionar el freno y mayor distancia de frenado.

 

¿Cuánto cuesta reparar o cambiar un servofreno?

El precio de la reparación o sustitución del servofreno varía según el modelo del coche y la mano de obra del taller. Por dar una cifra, el coste oscila entre 200 y 600 euros más la mano de obra.

Medicamentos y conducción: ¿Cuáles son peligrosos y cómo identificarlos?

Publicado el 7 de Agosto de 2025 by Raquel Barbadillo, Copywriter especializada en comunicación sostenible
Tiempo de lectura estimado: 6 minutos
Medicamentos conduccion

Conducir bajo los efectos de ciertos medicamentos puede ser tan peligroso como hacerlo bajo los efectos del alcohol. Somnolencia, visión borrosa, mareos o falta de reflejos son solo algunos de los efectos secundarios que pueden alterar tu capacidad para conducir con seguridad.

Por eso es fundamental saber qué medicamentos pueden suponer un riesgo al volante y cómo identificarlos:

Medicamentos peligrosos para conducir

Medicamentos que no afectan a la conducción

Benzodiacepinas

Paracetamol

 

Antihistamínicos sedantes (1ª gen.)

Ibuprofeno

Antipsicóticos

Antibióticos (en la mayoría de los casos)

Antidepresivos tricíclicos

Antiácidos

Analgésicos opioides

Suplementos vitamínicos

Relajantes musculares

Laxantes

Antiepilépticos

Anticonceptivos

Hipnóticos

Pomadas y cremas tópicas

¿Son todos los medicamentos peligrosos para la conducción?

No. De hecho, la mayoría de los medicamentos no interfieren en la conducción. El problema aparece cuando ciertos principios activos afectan al sistema nervioso central, provocan somnolencia, alteran los reflejos o generan confusión. En estos casos, conducir puede convertirse en una actividad de riesgo, tanto para ti como para los demás.

¿Qué medicamentos afectan a la conducción?

Algunos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden reducir tu capacidad de reacción o percepción al volante. A continuación, encontrarás algunos de los más habituales.

Benzodiacepinas

Se recetan para tratar la ansiedad o el insomnio. Pueden provocar somnolencia, falta de atención y coordinación. Muy habituales: lorazepam, diazepam, alprazolam, etc.

Antihistamínicos sedantes

Son los de primera generación (como la difenhidramina). Aunque calman los síntomas de la alergia, también dan mucho sueño.

Antipsicóticos

Utilizados para tratar trastornos mentales graves. Suelen afectar la atención, la coordinación y los reflejos.

Antidepresivos tricíclicos

Algunos (como la amitriptilina) pueden provocar somnolencia o visión borrosa, especialmente al iniciar el tratamiento.

Analgésicos opioides

Medicamentos como la morfina o el tramadol reducen el dolor intenso, pero también pueden inducir somnolencia, náuseas o vértigos.

Relajantes musculares

Aunque ayudan a aliviar contracturas o lesiones musculares, muchos producen somnolencia como efecto secundario.

Antiepilépticos

Medicamentos como la carbamazepina o el ácido valproico pueden alterar el estado de alerta, especialmente durante los primeros días de uso.

Hipnóticos

Indicados para el insomnio (como el zolpidem o el lormetazepam), afectan directamente al sueño y pueden dejar una «resaca» de somnolencia al día siguiente.

¿Qué medicamentos no afectan a la conducción?

Muchos medicamentos son compatibles con la conducción y no presentan riesgos conocidos. La mayoría de los tratamientos habituales no alteran tus capacidades al volante. No obstante, conviene consultar siempre el prospecto, al farmacéutico o al médico que te lo haya recetado.

Paracetamol

Es un analgésico muy utilizado que no afecta la conducción si se toma según la dosis recomendada.

Ibuprofeno

Antiinflamatorio y analgésico común. No suele provocar efectos adversos relacionados con la conducción en personas sanas.

Antibióticos

En general, no interfieren con la capacidad de conducir, aunque algunos pueden causar malestar digestivo. Es importante vigilar cómo te sientan.

Antiácidos

No presentan efectos sobre el sistema nervioso, así que puedes tomarlos sin miedo a conducir.

Suplementos vitamínicos

No interfieren con la conducción. Aun así, si están indicados como parte de un tratamiento mayor, revisa la medicación completa.

Laxantes

Tampoco afectan al sistema nervioso. En casos puntuales, si causan deshidratación o debilidad, sería prudente esperar y no circular.

Anticonceptivos

No interfieren en la conducción.

Pomadas y cremas tópicas

No tienen efecto sistémico, así que no afectan a tu capacidad para conducir.

Tipos de medicamentos que pueden influir

Los medicamentos que más interfieren en la conducción suelen tener en común que afectan al sistema nervioso central. Pertenecen a los siguientes grupos:

  • Psicofármacos: ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos.
  • Analgésicos opioides.
  • Antiepilépticos.
  • Antihistamínicos de primera generación.
  • Hipnóticos y sedantes.
  • Algunos tratamientos contra el vértigo o náuseas.

Síntomas y efectos secundarios de los medicamentos

Conducir bajo los efectos de ciertos medicamentos puede provocar:

  • Somnolencia.
  • Visión borrosa.
  • Mareos o vértigo.
  • Tiempos de reacción más lentos.
  • Confusión o dificultad para concentrarse.
  • Nerviosismo o agitación.
  • Descoordinación motora.

Cualquiera de estos síntomas compromete seriamente tu seguridad al volante.

¿Cómo saber si un medicamento es incompatible con la conducción?

La información está en el etiquetado, en el prospecto y también debes confirmarlo con un profesional sanitario. También es cierto, que a cada persona les afectan de diferente manera los efectos de la medicación y los secundarios.

Etiquetado y advertencias del envase

Desde 2007, los envases de medicamentos en España que pueden afectar a la conducción incluyen un pictograma de un coche negro sobre fondo blanco con un triángulo equilátero rojo. Esto indica que puede alterar la capacidad de conducir. Pero no significa que prohíban hacerlo.

Consulta con tu médico o farmacéutico

Siempre que inicies un tratamiento nuevo, especialmente si es crónico o si conduces con frecuencia, pregunta si afecta a la conducción. Esto es clave si tomas más de un medicamento (polimedicación), ya que los efectos pueden potenciarse.

¿Qué dice la ley sobre conducir con medicamentos?

La legislación española prohíbe conducir bajo los efectos de medicamentos que puedan alterar las capacidades necesarias para una conducción segura.

Regulación y sanciones en España

El Reglamento General de Conductores, en su Anexo IV, establece lo siguiente:

“No se admite el consumo habitual de sustancias que comprometan la aptitud para conducir sin peligro, ni el consumo habitual de medicamentos que, individualmente o en conjunto, produzcan efectos adversos graves en la capacidad para conducir.”

Además, tiene la misma gravedad que conducir bajo los efectos de drogas ilegales, aunque estén prescritas por un médico. La sanción por hacerlo puede ser:

  • Multa de hasta 1.000 €.
  • Retirada de 6 puntos del carnet de conducir.

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Preguntas frecuentes sobre medicamentos peligrosos para conducir

¿Puedo conducir si tomo antibióticos?

Sí, en la mayoría de los casos. Salvo que el antibiótico tenga un efecto secundario adverso (mareo, náuseas intensas, etc.) o esté combinado con otros medicamentos que sí afectan a la conducción.

¿Qué pasa si tengo un accidente y estoy medicado?

Si tomas un medicamento que reduce tus capacidades al volante y causas un accidente, puedes ser sancionado. Además, la aseguradora podría negarse a cubrir los daños si no has respetado las indicaciones médicas o has incumplido el deber de diligencia.

¿Qué medicamentos me impiden renovar el carnet de conducir?

La normativa no menciona ninguno de forma explícita. Pero si el tratamiento afecta tus capacidades psicofísicas, será el centro médico autorizado quien determine si puedes seguir conduciendo o si es necesario un informe adicional.

¿Qué responsabilidad tiene el médico si no me advierte?

El responsable final de ponerse al volante es siempre el conductor. Aunque el médico o farmacéutico debería informar sobre los efectos adversos que pueden afectar a la conducción (como somnolencia, visión borrosa o disminución de reflejos), la ley no traslada la responsabilidad al profesional sanitario.